En un trozo de paraíso terrenal, en Playa Esmeralda, se levantan pórticos de entradas invitando a estancias placenteras. El verde frondoso proyecta aún mas la verticalidad exaltando la interfaz entre lo construido y el emplazamiento natural.

Un hotel boutique es emplazado en la cúspide de la parsela, destinado para personas interesadas en contemplar el paisaje y sentirse en un verdadero Edén playero.

La entrada traspasando jardines, es una interfaz tropical generada al paso entre la vegetación frontal que compone la primera visual y se va desarrollando en todo el hotel logrando que desde su entrada se perciba el paisaje enmarcado de Playa Esmeralda.

Entre lo natural y lo construido, el interior y el exterior, se generan accesos a espacios de estar, ocio y deleite de la vida playera, con la visión de que este proyecto sea capaz, no sólo de detener el tiempo, sino además de permanecer en la memoria desde sus umbrales y generando una instalación en la naturaleza.

Cuenta con 25 habitaciones dispersas sobre un acantilado de 10 metros sobre el nivel del mar, al oeste de Playa Esmeralda, que permiten aprovechar espectaculares vistas del Océano Atlántico, de la playa y de las montañas.